martes, 23 de febrero de 2016

Retratos, una serie de bodegones de pequeñas cosas

Invitaros a la próxima exposición el
4 de marzo 2016
en el espacio de arte Santiago Collado





Textos para la exposición:

                  Francisco Olivares se presentó con sus paisajes, y así lo conocimos y lo reconocimos durante años. Hace un tiempo le perdí la pista, pero cuando volvimos a retomar el contacto, me cuenta que él también se perdió a sí mismo pero que se ha encontrado en los bodegones. ¡Bodegones! Cuál sería mi tono de sorpresa que en lugar de darme una explicación me mandó unas cuantas imágenes y con eso todo quedó aclarado. El salto quedaba más que justificado.
                  Hablando más tarde de su obra entre amigos (momento que aprovechó para tomar apuntes para un nuevo bodegón), nos contaba que había vuelto a disfrutar con la pintura, teniendo que jugar, otra vez, a buscar soluciones a nuevos acertijos que se presentaban en las composiciones, la luz y el color. Recursos que ya tenía muy dominados en el paisaje pero que ahora volvían a ser un reto con el que disfrutaba en estos temas… “tan fresquitos”, como dijo otro amigo.
                  Después nos confesó que realmente estaba pintando retratos de sus amigos, de su familia. Los bodegones son eso, un pequeño recorte de ese momento que pasó con alguno de ellos. Las imágenes son vivas, rápidas, amables, cuenta historias en sus composiciones y emociona con la interpretación que cada uno hace personalmente. Como cuando oímos la letra de una canción y pensamos que se inspiraron en nuestra vida, con sus imágenes creemos que cazó un momento de nuestra historia.
                  Las obras nos contagian el buen ánimo del pintor mientras trabajaba en su taller, disfrutamos a la par de sus creaciones y nos quedamos con un guiño y media sonrisa de complicidad agradeciendo que nos deje entrar en el círculo cotidiano y privado de sus imágenes.


Ana Mª López Montes
Dra. en Bellas Artes. Investigadora de la Universidad de Granada




“…amo  todas las cosas, no solo a las superiores, sino las infinitamente chicas, el dedal, las espuelas, los platos, los floreros…”
Pablo Neruda
Hace tiempo que conozco  al pintor Francisco José González Olivares.  Si posee un  rasgo destacable y que puedo nombrar sin temor a equivocarme es, sin duda alguna, su honestidad como persona y como artista. Desde sus primeros pasos, su pasión creativa se materializó en pintura de paisajes, la mayor parte de temática  urbana, que constituyó una propuesta sorprendente y a través de la cual  disfrutamos de su  rápida evolución.

La elección del tema de esta exposición no se debe a la casualidad. Su negativa a convertirse en un artista dedicado a repetir fórmulas e imágenes le ha conducido a probar e investigar nuevas propuestas, lo que ha supuesto un acierto a la hora de decidir con qué tipo de género pictórico desea continuar: el bodegón, ese género tan antiguo donde los objetos cotidianos, comunes y anodinos se cubren de importancia, son enfrentados  ahora desde la realidad más inmediata del pintor. 

Artista sensible que detiene la mirada en objetos que forman parte de la vida de cualquiera de nosotros, y se convierten así en su fuente de inspiración, son observados e interpretados. A través del dibujo, del color y la textura nos invita a redescubrir  la poesía implícita en las cosas. Su propuesta visual muestra objetos que llegan a convertirse en presencias divertidas,  gracias a la elección y tratamiento de los objetos y de cómo se relacionan con  los fondos, yuxtaponiendo colores y texturas, en las que el acto de pintar parece  convertirse en un juego capaz de  captar situaciones fortuitas  y diversas sensaciones.

Su estética, nos produce   sin duda  un sentimiento amable, es atrevida y fresca, llena de aciertos, por lo que con seguridad podemos augurar un futuro prometedor a este joven artista que acaba de iniciar un nuevo camino lleno de posibilidades y sorpresas.


Elena Correa Gómez
Restauradora del Patronato de la Alhambra y Generalife




(Fragmento de entrevista de Francisco Fernández a Oli)

P.Conocí a Oli en la Facultad de Bellas Artes, formaba parte de un grupo de jóvenes promesas al que perecían también Juan Antonio Baños, Manoli Mora, Francisco Montañés… Ahora todos ellos destacan con sus obras en el circuito artístico.  Yo, ejercía como profesor de fotografía y me unía a ellos una afinidad creativa y de pensamiento. Los años han modelado este acercamiento profesor-alumno en una gran amistad que nos mantienen muy unidos.
Ahora Oli, que no Olivares, porque en nuestro mundo es conocido por Oli, es un artista reconocido y con personalidad. Ha expuesto por toda España y varias muestras fuera ella. Su estudio y trabajo ubicado en Granada, una ciudad muy difícil para vivir de las artes plásticas. Aún así Oli ha recibido varios premios y becas que respaldan su obra.
¿Qué significa Bellas Artes para ti?
O. Propuso un cambio en mi vida, de vivir en Salobreña al cambiar a Granada, convivir con universitarios de tan diferentes opiniones, todas válidas, personalidades tan dispares y extravagantes y aprender de todo. Se me abrió la mente desaparecieron los prejuicios, me conocí a mi mismo mejor y me enseñaron un nuevo idioma, la pintura, con la que me encanta expresarme.
P. ¿quién ha influenciado en tu obra?
O. Sobre todo tengo dos influencias muy marcadas. De pequeño mi familia tenía un videoclub que me ha generado amor por el cine y siempre lo tengo en cuenta para mis composiciones y colores. La otra influencia son mis amigos cercanos, con los que comparto y discuto ideas, pensamientos, inquietudes como Victoria Castillo, J. Antonio Baños, tú.
P. Una de las Series que más me ha impactado en tu trayectoria, han sido unos retratos-collage que expusiste en Diputación de Jaén. Y no sé… (mirada penetrante) ¿Por qué no has vuelto a pintar ninguno más? (con tono de reproche)
O. (entre risas)  … no sé que decir…
P. Debes retomarla en algún momento, esa serie me dejó marcado.
Además, te ocurre a menudo. Dejaste de pintar una serie de la Alhambra en la que conseguiste romper con el típico cuadro y darle una personalidad única, ¿por qué cuando consigues una serie de obras geniales rompes con todo y cambias de tema?
O. Quizás siento, que el reto que planteé al comienzo de la serie, está superado y no veo lógico seguir con el tema. No siempre tenemos las mismas inquietudes, van evolucionando y cambian. Entonces, sólo dejo que fluyan.
P. Sabes que tengo un cuadro tuyo en casa, del cine Aliatar. Pues vino a verme un conocido pintor Gonzalo Martín Calero y mirando tu obra comentó que no había conocido ningún pintor con la habilidad de describir la luz de forma tan bonita como la tuya, ¿dónde has aprendido a iluminar los cuadros así? O ¿es algo innato?
O. Es fruto del trabajo. Mi calentamiento de cabeza en la solución de una obra es “su atmósfera”, el trabajo de la luz y la textura.
P. ¿qué proyectos realizas actualmente?
O. Además de una serie de retratos que llevo más de tres años avanzando poco a poco llamada “Hommo homini lupus”, realizo un mural para una cocina y trabajo una serie de bodegones.